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SOY PARSIMONIOSO

Juan Segundo Taborda

Gráfica de Pini Arpino


En una vereda venía, y se podían escuchar sus gritos, el borracho. Subiendo por la misma vereda, en dirección al borracho, un cieguito. Ambos rondaban la misma edad. Cruzando la calle, Martín. Haciendo eje con ambos “discapacitados”.

La pereza es el peor de los males. La inacción mata el alma: Dejar que el choque se produzca te erosiona emocionalmente. Para que quitarse el auricular izquierdo? Solo para mirar y no evitar que ambos queden en el suelo?

El auricular volvió a su lugar. Terminó de cruzar la calle, Martín. El joven ciego sentado en el suelo y el borracho insultándolo frente a el. La música evita pensar. La pereza carcome tu espíritu Martín.


LA CULPA LA TIENE EL CHANCHO

La casa tenía vida alrededor de José. La madre tenía pánico que falleciera de ane­mia. De hambre. Le habían contado que en el barrio, años atrás, una madre no tenia para alimentar a sus cinco niños y al más pequeño se lo llevaron los retorcijones de hambre.

María, la mama de José, le preparó el ambiente perfecto a su hijo. 7 años 37 kilos. Golosinas para José. 17 años 77 kilos. Pastas para José. 37 años 177 kilos. Hamburgue­sas para José. Sentado en la sala de su casa, vio pasar a sus amigos, a sus hijos y a su nieto. Nunca se llenaba. Le había quitado el placer a los sabores y 77 años después de la historia de hambruna, el barrio tenía su nuevo mártir de la comida.


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