------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------




CORDOVA

Maxi Gallo

Gráfica arriba Pini Arpino. Derecha Elisa Fissore


En una ciudad llamada “Córdova de la nueva Andalucía” es peligrosísimo pensar.

Los chicos van a la disco, pagan su entrada.

Las chicas entran gratis y aceptan de sus tragos.

Ellas y ellos van a la disco.

En un antro hay gente que se esconde.

El chico sale de la secundaria, ingresa a estudiar algo bien, algo para seguir siendo lo de antes, lo de papá, lo del abuelo, el autito, las putas, seguir pagando entradas a boliches donde las chicas entran gratis, luego el trabajito, la corbata, el ser grande, ponerse de novio con la chica que le aceptó el trago ese día en el boliche.

En un antro hay homosexuales.

En un antro hay lesbianas.

En un antro hay travestís.

Ella también estudia algo bien, algo para ser grande, la madre de la chica lo quiere al chico, él es bueno, estudioso y trabaja, en algo bien, con posibilidades de ascenso. Ella quiere casarse, su madre quiere que ella se case, ella a él aún no se lo dice, lo de casarse, digo. Ella quiere algo bien, algo femenino y que deje plata, la chica quiere ser madre, linda, rica, y no pensar.

En un hospital hay gente encerrada por error.

Él, de vez en cuando, va a las putas con amigos y juega al fútbol. No es que esté mal eso, ¡ojo! No tomen tan en serio lo que digo.

En un lugar que yo conozco hay mucha gente entristecida, o loca, o “loca”.

Ella sueña con el vestido de novia.

Él no entiende mucho, pero hace lo que hay que hacer.

Ella piensa nombres de niños, para ambos casos.

En una calle cerca del antro donde a veces yo paso había cuatro palomas muertas, en sus piquitos podía verse sangre roja, reseca, putrefacta.

Ella no sabe que su chico coge travestís.

En una ciudad llamada “C” hay mucha belleza desperdiciada.

Para él es lo mismo, total son como mujeres, y lo hace sólo por diversión.

Hay mucho viejo choto chato pacato. Mucho paquete. Kioskito. Cañada. Cañadón. Cañón. ¡Pum!

El chico se casa con la chica.

La boda.

Ella de blanco.

Él un muñeco de torta.

Hay gente que está solita.

Ellos.

Trabajan.

El formato probado.

Alquilan.

Compran el somier.

Hay gente que está solita con su alma.

Ella queda preñada pero ella le dice a eso “La dulce espera”, pobre de “aquél” a quien espera ella.

Una mentira caducada hace tiempo.

Él es el varón, el esposo, ahora padre, pero él sigue cogiendo travas.

Y entre tanto, la naturaleza sigue su curso. Se impone.

Ella ahora va a querer la parejita. Rosa y celeste.

Él que quiere celeste…

A él, la última vez, se le escapó un “Te quiero”, con el trava, claro… Ahora él le dice “ella”, ahora la nombra.

Vámonos de acá, ya no se puede hacer nada.

Ella hace un curso de algo, ella ya se olvidó de quién era, y hace un curso de algo, puede ser de… de algo femenino.

La gente que piensa demasiado acá se muere antes.

Yo quiero separarme de ella dice él. Yo quiero a “ella” ahora, estoy confundido.

Yo quiero ser una paloma gorda, sucia, infecta de tristeza.

Llora ella, ella llora.

Y las palomas muertas…

Él no llora…

Y las palomas muertas rojas resecas…

Se pudre por dentro

Y las palomas siguen muriéndose, rojas y resecas, en los charcos podridos que se juntan en las aceras junto a los vasos de plástico de cervezas vacíos, cerca del antro y sólo las ven los que pueden o quieren o se sienten muertos, putrefactos, infectos de tristeza.

Y la gente sigue viviendo, así como si nada… no sé hasta cuándo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario