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Irrumpir en lo cotidiano

Agustina Trinquell

Foto// Bader Sánchez Bartroumi.


La ciudad impone un ritmo, dispone tiempos y trayectos. Nos expone a tiempos muertos, tiempos que pueden pueden ser interrumpidos con cualquier gesto fuera del repertorio, que nos despierte del bagaje mental somnoliento para dispararnos hacia otro lugar. Las intervenciones de Oscar Brahim proponen una irrupción en el ritmo cotidiano a partir de interpelarnos con una frase abierta, existencial. Es el puente que me habla, no hay huellas de ningún autor: demasiada prolijidad para una acción imprudente y demasiado simple para ser publicidad. La ambigüedad del discurso y la ambigüedad de la forma.

Puede ser el puente de Av. Córdoba y Juan B. Justo en Buenos Aires, o el puente debajo de Duarte Quirós en Córdoba, intervenido en colaboración con la gente de Manifiesto Alegría.

Deme todo lo que me alcance: la frase apela a un lugar común, la situación del niño ante el quiosquero.

Fuera de contexto, se convierte en una frase con sujetos tácitos: ¿quién es el que da?¿Quién es el que recibe? ¿Cómo es que lo que se da lo define el otro? ¿Vos me das lo que a mi me alcanza? ¿Quién define el intercambio?

Es justamente esta ambigüedad la que propone otra lógica, nos deja pensando y nos acompaña el resto del camino.

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