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EL ATAKE COMETA
Lucas Chami

El no quería contar lo que pensaba. Tenía cagazo de que crean que estaba re loco, y de en serio. Aunque tal vez lo estaba.
Iba conociendo personas que le daban la sospecha de que a lo mejor, por ahí andaban más o menos en la misma, pero claro, ninguno de los dos lo diría a no ser de estar un noventa por ciento seguro, que no es poco.
No encontraría a nadie a quien confesarle, y aún en caso de que lo encontrara, sería muy difícil explicarlo, hacerlo entendible. A no ser que el otro estuviera igual de loco.
Era terrible la necesidad de que explote el pensamiento, que salga de su mente para poder tener aunque sea cuatro se¬gundos la mente en blanco, en la nada, en silencio, en vacío...
¡Ah! ¡cuánto lo necesitaba!, me da un poco de pena.
Tiene muy buenas intenciones, pero le falta coraje.
Capaz si le contara esto a alguien... no, pero no, no creo.
Entonces un día, una mañana, apareció la ciudad empa¬pelada con diario de colores, con mensajes, dibujos, tex¬tos… Sí, diarios pintados, escritos, estampados, de todo y por todos lados. Pintura por doquier, todo totalmente invadido por la palabra y el color.
Algunas víctimas: pisos, paredes, paradas de colecti¬vos, prohibido fijar avisos, semáforos, personas que se metían en medio del mensaje, en los troles, los autos, cordones de vereda, estatuas, gigantografías, espaldas de abogados. Perros y palomas se adherían fácilmente.
Señoras de unos 48 años entraban en pánico. Las de 70 para arriba, volaban alucinadas.
Los autos atascados; dis¬traídos sobraban.
Todos intrigados, Mario Pereyra facturaba her¬moso.
Algo tenía que pasar, se sentía que algo iba a pasar...
De pronto, se siente vibrar el asfalto, la basura en el cordón cuneta acusaba, cada vez se acercaba más, el cielo cambiaba de color a cada rato.
Por la General Paz, a la altu¬ra del río se los veía venir.
“...apareció algo en el cielo, son ellos Mario, no alcanzo a distinguir qué, se mueven rápido como un rayo, su estela es bellísima y hacen un ruido como si fuera el canto de las sirenas de Ulises... escuche Mario...”
Dejó de imaginar un rato, se puso a admirar el barrilete que acababa de construir, miró a su alre¬dedor, todos se miraron y empezaron a correr.

1 comentario:

  1. Lu!!! te dejo mi correo asi nos mantenems en contacto! quiero los temas de los chicos q tocaron el sabado! ainisbella@hotmail.com


    Besote

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