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VIAJERO DE LA MUERTE
Juan Pablo Taborda

Miré, y vi un caballo negro.

El que lo montaba tenía por nombre Muerte…


Trae consigo la penuria y también el desenlace. Pongan a unos niños en una sala a jugar videos y escucharán decir morí, muchas mas veces que perdí. En este viaje inspirador, cada jugador es una vida que se pierde como se pierde la sed después de beber. El desenlace al igual que en la vida es inevitable. Termina el juego y termina la simulación, se cierra el mundo ante los ojos del enviciado. Porque jugar es eso. SIMULAR. Hacer de y pensar en algo que no existe para nuestra vida corriente, algo que comienza para muchos otros después de la frase que da inicio a una jugada. INSERT COIN. Atrás de Martín todos esperando para poder jugar. Una ficha es una vida, Martín con 50 centavos ya puede simular. Martín solo juega una ficha a la tarde antes de volver a su humilde hogar. Pero la versión mas extrema también existe para los jugadores. Un joven puede pasar horas o días frente a una computadora o un arcade, fuera de casa, fuera de su mundo. Es una elección arriesgada, pero más placentera. Morir afuera, en otro mundo. Evita vivir a pleno en este, porque este ya huele demasiado a peste. La distracción hace caer y perder a Martín. La pantalla con fondo negro y letras amarillas nos regala un enorme GAME OVER.



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