
UN PAJARO
Mariana Giansetto
Gráfica Vicky Roldán
La nueva forma de trabajo se dirime sobre una mesa. Redonda no, qué costumbre la de presuponer. Ni la forma ni la mesa son redondas, más bien aleatorias. Trátase de libre asociación, o algo similar, o similar a algo que no sabemos qué es, eso es lo más interesante. Sobre el tema, coincidimos en un punto de inicio. En la actitud colectiva de asombro frente a un hombre elefante, que, en este caso, no es hombre ni elefante sino un pueblo en torno al que gira una representación social pre-juiciosa. Gira, o nunca se mueve, quizás. Allí, de esa forma y en el cuarto más oscuro y alto de nosesabedónde están los gitanos, ante nuestros pares de ojos centralizados.
- Joven, ¿no tiene un cigarrito?
- Las mujeres… adivinan, los hombres… se dedican a comprar y vender automóviles.
Resulta que venía Enrique y traía el flamenco. Dicen de Morente que viste volados en la ropa. Atravesamos el desierto a la siesta hasta llegar donde están probando el escenario. Del teatro entran y salen periodistas a la velocidad de sus palabras. Con análoga ingravidez, se deslizan.
“Yo no estaba allí cuando llegaron los gitanos a España, la verdad no tengo fotografías ni nada que lo registre pero lo que sí, si no hubiesen existido, el flamenco sería otra cosa. El flamenco no es sólo gitano: es un arte y, como todo arte, es de todo aquel que lo hace. La expresión gitana es decisiva pero no es la única, no hay que desvalorizar el aporte de otra gente. Hay que tener en cuenta las creaciones natas e innatas de abuelos, nietos, familias enteras con gusto para eso.
La familia de Paco de Lucía es una de ellas. Su padre me tocó la guitarra”.
Alboroto entre bambalinas, sobre las tablas rascan guitarras. El ave rosa aletea, despide polvo andaluz.
Empieza a llover desde las palmas de las rumberas, sonidos inexplicables. Cachetazos en el aire. Efervescen.
El cantor entibia su garganta ronca, escupe unos versos. Un pájaro se hizo canción.
- Y en esa canción, las letras…
“Nunca me gustó la diferencia entre poesía culta y no culta, no creo que exista. Los textos del flamenco son el cincuenta por ciento de la belleza de la música y los principales poetas españoles siempre lo han retratado con sus palabras: García Lorca, Manuel Torres, Chacón, Manuel de Falla. No es una desunión lo que hay entre la poesía de autor y la poesía popular, entre los poetas que tienen la misma boca”.
Con una pierna en alto el ave espera. Algo. Y ellos, con los dos tacones haciendo ruido en el piso, zapatean un baile homónimo. Sin prisa pero sin pausa. Una bandada de músicos decidida a migrar va siguiendo la aurora de unas manos emplumadas, casi que parecen alas. El viento los peina, el cabello tirante culmina en rodete. Aros y pulseras surcan el aire. La atmósfera -antes apaciblese convierte ahora en torbellino. Otros continentes esperan el espectáculo de su andar. Se reflejan por acá esta temporada.
(Un graznido inesperado. Familiar)
- ¿Me disculpan?
- Ella vive…dónde?
- Suele vivir conmigo cuando no nos peleamos mucho.
- ¿Su mujer baila?
- Baila música gitana y habla. Mi hijo canta; mi hija -Estrella Morente- también. Mi cuñado es un gran cantaor. Y esos son todos.
A lo largo y ancho del globo terráqueo resuenan ecos del aleteo. De su despliegue escénico se han enamorao varios, arrastrados por la fragancia característica. Pasión, amor, desdicha.
Lunares transpirados por reflectores, ropajes y cantes encarnan la alegría. Colorida. Detrás suyo una estela de melancolía rodea las vueltas azarosamente premeditadas. Esa que abunda verseada, aflora en imágenes vocales. Ondulan los paisajes lamentados desde la fuerza gutural. Se desvanecen en cada presentación, traen costumbres añejadas entre lentejuelas. Un gitano junto a sus instrumentistas.
Y olé, ¡que va!.
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