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GITANEANDO SOBRE RUEDAS
Facu Stricker

En medio del salado mar de boludeces que escuché salir de boca de mis amigos del skate, y por que no de mi propia bocaza, he podido escuchar términos fantásticamente acuñados; palabras que describen a la perfección algún ser, actividad o situación. Vendimia es una de estas afortunadas combinaciones de letras y sentido, que en la jerga esqueyter hace alusión a la venta de producto usado, léase tablas, ruedas, ejes, ropa, zapatillas, etc., en el marco de un mercado negro a cielo abierto, sin horarios, con algunas leyes y escasas garantías. Podríamos asegurar que el término en cuestión fue concebido en las inmediaciones del edificio del Correo Central de la ciudad de Buenos Aires, donde todos los fines de semana se congregan innumerables vendimiadores que aterrizan con bolsos atiborrados de mercadería medio uso – en ocasiones nueva-, para ofrecer a una clientela ávida de buenos precios, los que surgirán

de una pequeña batalla de tira y afloje. Así, al final del día, se escuchan frases tales como: “¡Qué bien anduvo la vendimia hoy!”, expresada por un vendimiador satisfecho, o, en ocasiones: “Esas zapas ya están para la vendimia” cuando el calzado esta gastado y será destinado a la venta en alguna plaza y parque público.

Siguiendo con la descripción de los felices vocablos patineteros, traigo a colación una palabra a la cual le tengo mucho cariño, se trata de Gitanismo y todos sus derivados. El gitanismo es la forma de vida de un skater en viaje. Por lo general éstos comienzan un día cualquiera sin saber cuándo terminan.

Es un período nómade, gobernado por la libertad de patinar donde sea y por la búsqueda incesante de lugares para andar; un tiempo en que la noche te encuentra vaya saber dónde y el sueño te atrapa en cualquier superficie más o menos horizontal, y, si eres afortunado, también blanda y mullida, llámese colchón, colchoneta o acolchado (sobre piso). A muchos skaters nos gusta cada tanto salir a gitanear por la vida, entregarnos a una vida sin residencia fija, ni horarios, ni planes. Recuerdo con especial cariño una temporada en Italia participando de los campeonatos de verano, recorriendo cada fin de semana una localidad diferente donde se desarrollaba la competencia el sábado. Allí, las huestes perduraban en la zona hasta entrada la semana siguiente durmiendo en carpas, autos, furgones, calles y descampados. Sintiéndome dentro de un campamento de gitanos locos. Todo esto sin ánimo de ofender a la Etnia Gitana, sepan comprender. A muchos skaters nos gusta sentirnos gitanos de vez en cuando. Nos sentimos gitanos cuando tenemos que arreglarnos en viaje para conseguir dinero vendimiando, para cubrir necesidades fundamentales como comida y sueño. Nos sentimos gitanos cuando abandonamos nuestros hogares y nos entregamos al nomadismo, pernoctando en lugares diferentes sin mayores pretensiones que la de conciliar un sueño reparador, independientemente de las comodidades y formalidades de la vida normal.

Admiramos de los Gitanos su amor por la libertad y la informalidad.

Compartimos la práctica de la vida nómade y a nivel estéticoapreciamos su vestimenta, en especial las camisas, y sus estrafalarios pañuelos y sombreros. Nos encanta también su música, en especial el flamenco, la que componen e interpretan los gitanos del sur de España, de donde provienen muchos skaters ibéricos, que utilizan esos ritmos para musicalizar sus montajes de imágenes de skate.

Por eso ¡Salud a los Gitanos de todo el mundo!, ¡Gracias!, por llenarlo con su magia despreocupada, libre y temperamental.


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