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CABALLERO DEL HAMBRE

Juan Pablo Taborda


Miré, y vi un caballo amarillo. .

El que lo montaba tenía una balanza en la mano…


Ansiedad. Traicionera ansiedad. El primer contacto te hace adicto. Échale la culpa al padre que le dá de jugar. Cuando chico, a Martín lo llevaba su viejo a un bar en una estación de servicio de la ciudad. El padre tenía su vicio, salir los sábados a la tardecita a llevar el gordito a jugar una ficha al juego, que mucho tiempo después todos jugaron aunque sea solo una vez. Pac man se llama el juego. Y ese era el inicio. Mientras su papá charlaba unos minutos, Martín parado con una botellita de vidrio de una famosa gaseosa cordobesa; una ficha en el bolsillo y la otra jugando con el muñequito que come y come bolitas de no sé qué. Figura clásica de los 80, que come y huele a sangre , como el jinete que nos lleva en la próxima etapa en este viaje de ida revelador.

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